Sexología

MICRORELATO ERÓTICO 10

Siempre me han gustado las cenas de empresa. Es un buen momento para desinhibirse y soltar todo el estrés del trabajo. Pero este año era distinto, aunque tenía ganas de ir, no era una cena con los de siempre.

Hace unos meses me puse a trabajar en una empresa distinta. Llevaba años trabajando en la misma, pero necesitaba un cambio de aire. Todo lo que aquella empresa en la que trabajaba me traía, era dolor y estrés. Así que decidí airearme y probar en otro lugar nuevo. La verdad es que me gusta el ambiente y trabajo realmente a gusto. Así que no me quejo, pero claro, no son los de antes.
Soy una persona tímida al principio, pero cuando ya conozco me suelto. Es verdad que no me hace falta conocer si llevo unas copas de más. Ahí pierdo totalmente mi vergüenza y lo doy todo, me subo a bailar dónde haga falta. Pero ese es otro tema.

Estas navidades tuvimos nuestra cena de navidad con la empresa, la primera que paso aquí. Me puse bien guapa, con mi vestido negro ajustado con un poco de encaje en el escote, me planché el pelo y me puse mis taconazos. Quería ir guapa y sentirme cómoda conmigo misma, porque la ropa te puede dar mucha confianza si tú te sientes cómoda con ella. Y confianza es lo que me hacía falta, bueno y un par de cubatas.
La verdad que había muchos chicos “monos” y atractivos en la cena, pero no había nadie que llamara mi atención.

La noche empezó un poco rara, pero cuando me bebí unas copitas todo iba viento en popa. Noté que había un chico en particular,Oliver, no dejaba de bromear conmigo. Se sentó cerca de mi y se interesó por las cosas que me gustaban hacer:si tenia pareja, hobbies,comida favorita, si vivía sola y todo tipo de cosas sobre mí. Conforme iba subiendo el alcohol, subía la conversación de tono. Las preguntas eran cada vez más personales,y a mí me encantaba a lo que estabamos jugando.
-¿Cómo te gustaría que te sorprendieran en la cama?-me preguntó ni corto ni perezoso
-¡Haciéndome estremecer de placer!-le solté ,haciéndome la interesante.
-Ya me gustaría a mi poder hacerte estremecer, entre otras cosas.- soltó con una sonrisa pícara.
-Si te portas bien, igual te dejo que me las muestres.- le dije y rematé con un guiño.
Su cara fue un verdadero poema. Aunque yo no tenía intención de ir más allá, pero me encantaba hacerme la interesante y pícara.
Nos pasamos toda la noche: “si yo quisiera y tú te dejaras”, “déjame esta noche ser tu Christian Grey”.
El tonteo durante la noche no paró, tanto que me estaba excitando muchísimo. Sólo quería que me llevase fuera de allí, o al baño.

Cuando la fiesta acabó y me dijo si quería compartir taxi con él y dos más, así que nos fuimos en el taxi.
Cuando paramos en la puerta de su casa me dijo si quería tomarme la última con él. No me pude negar.
Vivía en un séptimo piso, así que optamos por el ascensor. Estando dentro se me acercó y me dijo:
-¿Qué tal si probamos lo que llevas diciendo toda la noche?
Y me levantó de las piernas, cogiéndome en brazos y me empotró contra la pared del ascensor. Me besaba apasionadamente y el calor recorría todo mi cuerpo. Llevaba toda la noche calentándome, así que si me tocaba, no aguantaría mucho más antes de explotar de placer.
Sus dedos se metieron debajo de mi vestido, rozando mi sexo de arriba a abajo. Yo no paraba de estremecerme en sus brazos fuertes, entregándome totalmente al placer. Podía notar cómo de excitado estaba a través de sus pantalones.
Él retiró la ropa interior hacía un lado, dejando que sus dedos se encontraran con mi clítoris. Siguió sin parar de tocarme ,y mis gemidos cada vez eran más fuertes e intensos.
Tuvimos que parar porque el ascensor paró, pero no dejamos de besarnos hasta llegar a su cama. Con toda la excitación que tenía, le tumbé en la cama y lo desvestí poco a poco. Besé cada centímetro y me coloqué encima de él, penetrándome poco a poco. Pude ver como se le ponían los ojos en blanco del placer. Estábamos demasiado excitados, así que empecé a moverme lentamente, dejando que entrara y saliera un poco su miembro. Cogí su mano para que me acariciara el clítoris mientras me penetraba. El ritmo se iba acelerando cada vez más, los gemidos eran cada vez más seguidos y el placer cada vez mayor. No dejaba de tocarme,y yo no dejaba de moverme encima, cuando noté que me venía, que llegaba al clímax. Así que aceleré el ritmo hasta que ambos llegamos juntos. Fue tan placentero que tuve que esperarme unos minutos antes de reaccionar. Mi cuerpo se relajó totalmente dejándome exhausta encima de él.

Divanate-siéntelo-suéltate

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